Mi contribución la extraigo del recorrido de mi último
trabajo en cartel. Lo que me propuse abordar allí son las diferencias entre la
institución psicoanalítica y la
Escuela pensada por Lacan en el año 1967.
En el epígrafe de la “Proposición del 9 de octubre de
1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Lacan nos reenvía directamente a su
texto “Situación del psicoanálisis y formación del psicoanalista en 1956”. Allí me detuve en la
siguiente frase: “la historia nos muestra en Freud la preocupación que lo guía
en la organización de la Asociación Internacional de Psicoanálisis”, y
luego dice: “…asegurar el mantenimiento de su pensamiento en forma completa…”
Además, sitúa un punto desde el cual mirar los fenómenos en los cuales Freud
encaminó a la I.P.A. Toma el descubrimiento fundamental de la identificación
del yo de cada individuo con una imagen Ideal y lo ubica como el punto a partir
del cual una Institución se podría organizar y sostener, a condición de no
tocar ese punto Ideal.
En la “Proposición…”, ya desde los dos primeros
párrafos, Lacan sitúa este problema y propone una solución: la Escuela como el lugar
donde se va a instituir algo nuevo, pero sólo en el funcionamiento. ¿Desde dónde va a surgir la solución al problema de
la Sociedad
psicoanalítica? En la distinción entre
jerarquía y gradus.
En el corazón mismo de la formación del analista ubica
lo real. Esta distinción me permitió pensar que la Escuela tiene una prioridad
distinta que la de sostener el Ideal; ese real que “provoca su propio desconocimiento”
debe ser considerado en la experiencia y en la doctrina.
Los
interrogantes que aun insisten son: ¿De qué manera pensar la relación entre
Escuela e Institución como comunidad topológica? ¿Cómo se dan los pasajes entre
un espacio y el otro? Pienso que lo que
Lacan sitúa con su crítica a la formación en la IPA es lo que intenta poner en
juego al fundar una Escuela, en la cual el progreso de la misma depende del
trabajo de cada Uno. ¿Esta fundación podría inscribirse en el espíritu kantiano
de la doble articulación entre deseo y formación?, a la cual le agregaría: ¿en
el marco de la Escuela?
Una
apuesta inédita
Gisèle Ringuelet
El
movimiento de orientación lacaniana (MOL), creado como instancia para la
conformación de una sección de la EOL en la ciudad de La Plata; está organizado
por cinco comisiones que se convirtieron, en su funcionamiento, en carteles.
El
trabajo de estas comisiones-carteles favoreció y facilita el intercambio de
diferentes analistas de la ciudad y nos ha constituido en anfitriones de la inminente
Jornada anual de Carteles.
Si
como ya conocemos, el Cartel introduce a la Escuela en su dialéctica y es un
órgano en donde se deberían reducir tanto los efectos de unificación como los
de rivalidad grupal, el reto será cómo cada uno de los que participemos juegue
con la alternancia alienación/separación que propone el Cartel, al propiciar el
trabajo en conjunto y la producción propia de cada integrante.
Será
con la diferencia de acentos, gustos e intereses que algo novedoso podrá producirse…
aún.
Invitamos
a nuestros colegas a que participen de esta Jornada que abre hacia un
acontecimiento por venir.
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